"Me he levantado tres veces a calentar el café que se enfría en mis manos a medida que mueren los recuerdos que, celosa, te guardaba mi memoria."
Y vengo a contarte que ya no tengo redes sociales, para encontrarme fuera de ellas, que me he comido de una sentada la bolsa de dátiles y que en un acto de rebeldía he roto los seis meses de abstinencia de harina.
Déjame que te cuente que me opongo a perder tu imagen en mi cabeza como se resisten las aves a abandonar su nido cuando el invierno acecha.
Sigo contando que ya no sonrío con los ojos, soy comercial sin comisión de ventas, un rictus de melancolía se ha apoderado de mis comisuras y ansío un golpe en la espada de que todo va a ir bien o que no te vas sino que te acercas.
Enloquezco con un falso presentimiento de esperanza de que apareces tras una esquina y fantaseo con pernoctar en tu compañía, que me hace el alma más alegre y la noche menos fría.
Permíteme que te cuente, porque no quiero olvidarme, que me esfuerzo en entender de dónde salieron las expectativas frustradas que destrozaron las ilusiones de lo que sí me dabas.
Que los días con tu ausencia son eternos como efímeras eran las tardes cuando sentía tu presencia.
Consiénteme que cuente, porque me niego a olvidarte, los te quieros que me callo para que tus oidos nunca atiendan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasos