jueves

Un casi que nunca llega

 Casi te llamo ayer

 

   "Lo nuestro fue una multiplicación por cero, por muchas cifras que tenía para reproducirte el resultado era inexistente"

 

    Casi te llamo ayer hasta que recordé  que a ti te faltaron horas del día, días en la semana 

    y semanas en el mes para regalarme tu tiempo.

 

               Y hasta he perdido la cuenta de los mañanas y lo ayeres que me debes.


Casi te llamo ayer, igual te casi llamo mañana.

Por si te interesa

"Me he levantado tres veces a calentar el café que se enfría en mis manos a medida que mueren los recuerdos que, celosa, te guardaba mi memoria."






Y vengo a contarte que ya no tengo redes sociales, para encontrarme fuera de ellas, que me he comido de una sentada la bolsa de dátiles y que en un acto de rebeldía he roto los seis meses de abstinencia de harina. 

Déjame que te cuente que me opongo a perder tu imagen en mi cabeza como se resisten las aves a abandonar su nido cuando  el invierno acecha. 

Sigo contando que ya no sonrío con los ojos,  soy comercial sin comisión de ventas, un rictus de melancolía se ha apoderado de mis comisuras y ansío un golpe en la espada de que todo va a ir bien o que no te vas sino que  te acercas.

Enloquezco con un falso presentimiento de esperanza de que apareces tras una esquina y fantaseo con pernoctar en tu compañía, que me hace el alma más alegre y la noche menos fría.

Permíteme que te cuente, porque no quiero olvidarme,  que me esfuerzo en entender de dónde salieron las expectativas frustradas que destrozaron las ilusiones de lo que sí me dabas.

Que los días con tu ausencia son eternos como efímeras eran las tardes cuando sentía tu presencia.

Consiénteme que  cuente, porque me niego a olvidarte, los te quieros que me callo para que tus oidos nunca atiendan.