lunes

No hay Nosotros Sin Ti

Cuando cae la noche aparece el frio, ése que se cala en tu alma por falta de un cuerpo vecino. 
 

 
 



 Últimamente no consigo el punto de caliente exacto de la leche, pierdo las llaves de casa con facilidad y pospongo las cosas al último minuto. Ultimamente no sé decir que no cuando no me apetece, como sin hambre, duermo sin sueño y  mientras las galletas mojadas se funden en un café  demasiado caliente, escribo este post lleno de porqués pendientes de destripar.


Ya es oficial, el electricista ha elegido, han pesado más sus broncas que mis abrazos, ha escogido su lengua viperina antes que mis besos  reprimidos, ha preferido sus desplantes a mis presencias. Somos los dos cuerpos que visten almas heridas y buscamos ambos aquello que sigue provocándonos el daño que nos es tan amigo: él los reproches, yo los olvidos.
 
El trueque ha finalizado y en un acuerdo perfecto yo he conseguido abandonar un recuerdo y  él ha recuperado la fuente de su sufrimiento. Sin embargo, siento en mí la pérdida de algo que nunca fue mío.

Es nuevamente tiempo de reflexiones en las que evito sumergirme y mientras eludo reflexionar hago coladas de ropa limpia, compras que no caben en una nevera a rebosar y cafés con amigas lejanas para hablar de películas por estrenar.  Estoy repleta de sentimientos encontrados que  responden a una causa que no quiero  averiguar.
 
 
El electricista ha perdido,  merece más de lo que elige y yo, que tampoco gano  y pese a que nunca le di opción de ser suya,  no merezco que no me haya elegido.

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