domingo

Levedad

Sucede que entre las desilusiones en ocasiones aparece un halo de placer, quizás por la satisfacción del triunfo al acertar que ibas a fracasar.



 El Martes fue día de cambios. Anulé una cita por ganas de estar sola pero el electricista vino a despedirse, por tercera vez. Me llenó el congelador de helados y el cuerpo de fluidos. Esta vez acertó en el adiós.

Y el miércoles volví a las noches de silencio, escuchar el ruido mental, a no esperar un whatssap, a dormir por horas, al mal despertar. Si pudiera elegir una fecha en mi pasado para hacer las cosas bien, tendría que volver a nacer. 

El jueves la apatía me sedujo, mi casa nunca había sido más hogar, pasé horas en ella, pensando en todo y  en  nada mientras la cama persistía sin hacer.

 El silencio es cruel, te confronta.

Sábado, casa en penumbra, la calle desierta de ruido, la lluvia resuena en los cristales, el café caliente reposa en mi taza preferida y la bandeja de dátiles está a mi alcance. Pareciera una estampa perfecta si no fuera por el silencio que con sonrisa malvada me escruta. Lo veo venir, simulo que lo ignoro pero es más inteligente que yo y, perspicaz, lanza la primera pregunta. Se acabó la paz mental. 

Hoy escucho llover, no hay reloj ni prisas, es domingo y hace frío, la gente duerme y yo, que no sé dormir,  echo de menos algo e ignoro qué es. Caminar bajo la lluvia es desestrasante, el paseo abandonado de peatones, la paz te envuelve y no quiero volver a casa.

 En vez de cerrarlas, voy abriendo heridas a medida que sumo pérdidas. Todo crecimiento es el vencimiento de una resistencia y yo parece que me resisto a crecer.




1 comentario:

  1. Tómatelo como un entreno.
    Es el futuro que espera a la mayoría de la gente.
    Uno no sabe cómo en la misma vida puedes pasar de ser el nexo de unión de diversos grupos de amigos, y reír, bailar, pasarlo genial y tiempo después que haya desaparecido todo eso... y sin embargo sucede.
    Paliarlo con redes sociales es autoengañarse.
    Al final como en tantas otras cosas queda la aceptación e intentar hacer cosas que te gusten: leer, música, ajedrez, pasear y otras... que no nos engañemos, son sucedáneos para evitar pegarte un tiro.

    Claro que siempre están los del vaso medio lleno diciendo que es otra etapa de la vida, más madura, más plena, más sabia... y se quedan tan tranquilos... si es para darles con un palo en la cabeza.

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