"...simplemente porque los huevos no pueden bailar con las rocas"
La ilusión amanece en mí con un nombre distinto al tuyo. Recibo sin desearlo aquello que a ti te costó tanto darme.Y todos los reproches que no te hice se acumulan ahora que no estás, en un intento de reafirmar las razones para olvidarte.
La segunda vez en 24 horas que, quizás por despiste, ingiero amoxicilina por paracetamol, desconozco si en un empeño deliberado de lastimar la fuente de mis recuerdos.
Dudo de si la jaqueca martillea mis pensamientos o si son éstos los culpables de las punzadas de mis sienes. En ambos casos, intentando mutilar los resquicios de tu huella.
Tu evitación por filofobia encajaba con mi ansiedad de abandono como piezas de dos puzzles ajenos.
Tengo un viaje pendiente, vacaciones por disfrutar y apatía por elección que me abruman tanto que por no saber, ignoro hasta por dónde empezar.
Un mail me recuerda que tengo una cena con 17 desconocidos a la que no voy a ir alegando apetito de paz mental.
Será egoísmo pero no puedo evitarlo... lo siento.
ResponderEliminarDisfruto leyéndote, y sí, soy consciente de que en cada párrafo asoma invisible la tragedia de vivir cuando no hay nada que pueda apaciguarla... pero me gusta... merezco castigo?
Yo tampoco voy a ir a esa cena.
Me caen mal los 17.
Qué pretenden esos canallas?????
Un beso anestésico.
Aix, Toro, cuántas cosas calladas y tantas por callar. Ojalá, la cena, fuera contigo.
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