Vengo de la infancia....de donde proceden todos los traumas
La gente de mi alrededor se empecina en buscarme compañía en un afán de evitarme la clausura del celibato que celoso me acompaña.
Nada no cambia si uno no cree que deba modificarse y la soledad y yo nunca nos hemos llevado mal. No necesito nada que no tengo, ni quiero aquello que no me pertenece, ni tu lengua a compartir, ni tus manos que acarician senos que no son los míos.
Nada no cambia si uno no cree que deba hacerlo y las mentiras salen de tu boca y golpean con fuerza mi aliento
No elijo lo que previamente no me ha elegido a mí y, sin embargo, intento deshacerme del mutismo que me reclamó en propiedad en el momento impúber donde se crearon mis trastornos
Nada no cambias porque no crees que debas cambiar y sigues equivocándote cuando infieres tus miedos en mis torpezas y escudas tus errores en recelos infundados,... el párvulo temeroso que habita en mí renace de tu desconfianza.
Soy aquella que te miraba a los ojos para que leyeras en ellos lo que mis labios no sabían pronunciar y ahora sé que no sabías leer pupilas.
Eres maestro en justificar yerros, infractor impune de castigos. Quizás si hubiera cometido los errores que me achacas ya habría sanado las heridas que tus inseguridades me causaron.
Y, como antaño, comeré piruletas hasta que sanen las llagas purulentas de la niña que reside en un rinconcito lejano de mis entrañas