martes

KaLma

 

Si el karma existe merezco  de vuelta todos  los errores que cometí.

 





 

Tres noches de intensa conversación, la conexión es evidente. Los silencios no molestan, las palabras fluyen , el tono se relaja, las sonrisas ya no se disimulan y, como jabón de manos,...me escapo diluyéndome  por los minutos sin contestar,  refugiándome en un mutismo eterno. Hay mucho que procesar.

Lo desconocido asusta,  a mí me atemoriza por su decepción, por las malditas idealizaciones. que confunde fantasía con realidad, hambre por excitación, vigilia por sueño,... y cuando hay que avanzar, retrocedo.

Pendientes muchas respuestas y tras un dilema existencial provocado por falta de atención y cariño, el mismo que tanto me esfuerzo en repeler por yo no sé qué razón o motivo, los objetivos se difuminan en el horizonte truncándose las necesidades de olvido.

Y ahora que ha vuelto el temido frío, la humedad en los huesos, el temblor en los labios, la piel de gallina, los estremecimiento en la espalda, ... se acentúa la necesidad de compartir calor humano,, la soledad  precede al onanismo como el odio al rencor y no hay mejor manera de superar una tentación que  sucumbir a ella.



 






sábado

De vuelta a casa

 Zaragoza tiene poca luz aunque vistas al horizonte, el frío es seco y las calles húmedas. Los zaragozanos visten bien, cuidan su imagen como atienden su ciudad  y son amables en el trato y en las formas. Caminan despacio, como si no tuvieran prisa por terminar de trabajar, por llegar a casa, por dar la cena a los niños y sentarse frente al sofá.  En Zaragoza se habla bajito y la música en los bares se escucha con volumen alto.





Días de intensidad y frenéntica vida social, de dormir poco, de comer mal, de sonrisas fingidas, de prestar más atención de la que te queda, de intentar memorizar todos los nombres y las caras de quienes te besan las mejillas... y cuando llegas a casa, te descalzas de los tacones, el cuerpo se rinde, pide aislamiento y desestimo las promesas de recuperar las citas de aquellos que no te han abandonado: anulo la cena del viernes con las amigas, cambio el tardeo del sábado por peli y manta y pospongo  la visita familiar de domingo de manera indefinida. Y me refugio en mi soledad escogida echando de menos abrazos envolventes y besos en silencio.

La vuelta a casa, después de un viaje agotador, es agradable, aunque nadie te espere en ella, aunque las sábanas estén frías de soledad, el comedor en penumbra y la cocina libre de aromas. Repites que tu hogar es tu cobijo e intentas convencerte de que estás donde quieres estar aunque el silencio resuene en tus tímpanos y la tranquilidad se confunda con la nostalgia.


No hace frío en las calles, el frío está aquí dentro, abrazándome mientras la soledad nos observa desde la pantalla del televisor.



Había una vez...

 Una mentira viene precedida de una larga explicación.



  Tras la tranquilidad de un barrio que te es familiar, una compañía testigo y  confidente, una mañana como cualquier ayer en la que cambias casualmente la elección de un bar a otro por su terraza expuesta  al sol, ...tranquila la niña en su bosque, recogiendo flores  silvestres.

  Aparece cuando menos te lo esperas, cuando habías olvidado su existencia, cuando el recuerdo no te asusta y entonces, en su manifestación fortuita, salen a flote todas las inseguridades que creías superadas.

 Renace un dolor en ti a viejo, a usado y macabro, Una sensación incómoda que  devuelve el sabor metálico a tu lengua, la opresión en el pecho, el hostigamiento de ideas de lo que tendrías que haber hecho y por qué no corrieron tus piernas tal y como habíais planeado en miles de coincidencias mentales, ninguna contemplaba este marco.

Y héme de nuevo en casa, protegida y a salvo, desplaneando planes de baile, descitando citas, desencontrando encuentros, deshaciendo palabras que no salieron de mi boca. Cualquier rincón de la calle puede ser enemigo. 

Y entonces se debate la lucha por reprimir los afectos rotos: pierden los ojos que arden  conteniendo lamentos, le siguen  los pulmones y el hígado. 

No hay palabras, nunca las hubo, enmudecida de sentimientos, por no soltar lo único que fue real, lo que fue tuyo, porque  lo que sentiste fue verdadero,   como el cuento  al niño que girando página se da de bruces con el lobo de Caperucita.


domingo

Quién sabe qué?


Entre el dolor y la nada, prefiero el dolor.



Hace frío allí fuera, la humedad lo envuelve todo. La cama que en verano vestía ligera muestra sus mejores  galas en forma de edredones pomposos y almohadas esponjosas, la tarde se confunde con la noche, la comida con la cena y los días se acortan dando paso a eternos crepúsculos llenos de nostalgia.


Fernando tiene prisa en conocernos, acepta que nuestros ritmos están descompasados pero me sugiere que, incapaz de controlar sus impulsos, sea yo quién lo pare. Hay un antes y un después tras una copa de vino y dos días de migraña, en la distancia las cosas se ven mucho más nítidas y no te dejas llevar por los instintos más primitivos.  Él lo ha notado en la frialdad de los mensajes, en lo escueto del saludo, en lo que tardo en contestar,...el interés no es recíproco, como no lo es la realidad y los sueños.

Hoy es un día de añoranza, hace  23 años que te fuiste y te recuerdo como si te hubiera visto ayer. A veces te imagino como padre de  los hijos que no tuviste, en lo feliz que sería mamá.  126  pasos para llegar a ti.

Parece que mi ahora  sigue siendo tu nunca, he olvidado el canto de la tuna y siento que vuelvo a celebrar la virginidad. No estoy lista para empezar otra vida. Las ganas se confunden con los miedos y no avanzo en un camino que se me antoja bonito solo contigo.


Hoy no, mañana...chi lo sá?


Levedad

Sucede que entre las desilusiones en ocasiones aparece un halo de placer, quizás por la satisfacción del triunfo al acertar que ibas a fracasar.



 El Martes fue día de cambios. Anulé una cita por ganas de estar sola pero el electricista vino a despedirse, por tercera vez. Me llenó el congelador de helados y el cuerpo de fluidos. Esta vez acertó en el adiós.

Y el miércoles volví a las noches de silencio, escuchar el ruido mental, a no esperar un whatssap, a dormir por horas, al mal despertar. Si pudiera elegir una fecha en mi pasado para hacer las cosas bien, tendría que volver a nacer. 

El jueves la apatía me sedujo, mi casa nunca había sido más hogar, pasé horas en ella, pensando en todo y  en  nada mientras la cama persistía sin hacer.

 El silencio es cruel, te confronta.

Sábado, casa en penumbra, la calle desierta de ruido, la lluvia resuena en los cristales, el café caliente reposa en mi taza preferida y la bandeja de dátiles está a mi alcance. Pareciera una estampa perfecta si no fuera por el silencio que con sonrisa malvada me escruta. Lo veo venir, simulo que lo ignoro pero es más inteligente que yo y, perspicaz, lanza la primera pregunta. Se acabó la paz mental. 

Hoy escucho llover, no hay reloj ni prisas, es domingo y hace frío, la gente duerme y yo, que no sé dormir,  echo de menos algo e ignoro qué es. Caminar bajo la lluvia es desestrasante, el paseo abandonado de peatones, la paz te envuelve y no quiero volver a casa.

 En vez de cerrarlas, voy abriendo heridas a medida que sumo pérdidas. Todo crecimiento es el vencimiento de una resistencia y yo parece que me resisto a crecer.




lunes

No hay Nosotros Sin Ti

Cuando cae la noche aparece el frio, ése que se cala en tu alma por falta de un cuerpo vecino. 
 

 
 



 Últimamente no consigo el punto de caliente exacto de la leche, pierdo las llaves de casa con facilidad y pospongo las cosas al último minuto. Ultimamente no sé decir que no cuando no me apetece, como sin hambre, duermo sin sueño y  mientras las galletas mojadas se funden en un café  demasiado caliente, escribo este post lleno de porqués pendientes de destripar.


Ya es oficial, el electricista ha elegido, han pesado más sus broncas que mis abrazos, ha escogido su lengua viperina antes que mis besos  reprimidos, ha preferido sus desplantes a mis presencias. Somos los dos cuerpos que visten almas heridas y buscamos ambos aquello que sigue provocándonos el daño que nos es tan amigo: él los reproches, yo los olvidos.
 
El trueque ha finalizado y en un acuerdo perfecto yo he conseguido abandonar un recuerdo y  él ha recuperado la fuente de su sufrimiento. Sin embargo, siento en mí la pérdida de algo que nunca fue mío.

Es nuevamente tiempo de reflexiones en las que evito sumergirme y mientras eludo reflexionar hago coladas de ropa limpia, compras que no caben en una nevera a rebosar y cafés con amigas lejanas para hablar de películas por estrenar.  Estoy repleta de sentimientos encontrados que  responden a una causa que no quiero  averiguar.
 
 
El electricista ha perdido,  merece más de lo que elige y yo, que tampoco gano  y pese a que nunca le di opción de ser suya,  no merezco que no me haya elegido.

martes

Decidir equivocarme

 



Si fuera rubia, de pechos voluminosos, de curvas insinuantes y me llamara Rebeccah...






Un viernes a las tres de la tarde podría dar por zanjada  mi semana  Hay vida en la calle y yo en casa metida en mi pijama. 

Me descalzo al llegar al umbral, directa al tocadiscos y dejo sonar a Ravel que, con ayuda del incienso convierto mi hogar en un templo. Me despojo de todo ropaje que me hace aparentar ser quien no soy mientras rememoro los hechos sobrevenidos, días de asumir cosas molestas, de dormir poco, de adquirir nuevas estrategias, de comer mal, de borrar viejas  metas,  de follar sin amar... 

Semana larga de un  verano eterno que, si miro hacia atrás, me parece muy lejano. Cúspide de un año que prometiendo sueños ofreció desilusiones.

Y juro en este instante, prelufio de fin de semana,  bajarme del tren en la estación del olvido, donde ya no guardo rencor y apagada mi hambre de venganza decido recobrar la estima que me queda. Con los rescoldos de dignidad reconstruiré una fortaleza de cimientos de soledad y calma.

Pero el sábado,  cuando me reclamas, la niña que hay en mí sedienta de compañía, se funde contigo en noches de pasión y madrugadas de remordimiento.

Y de retorno, el lunes, a la rutina de fingir que comienza una nueva semana repleta de oportunidades para tomar buenas decisiones.


jueves

Y comieron perdices

 Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso las que perdemos.





 He vuelto a las noches de insomnio, a contarme historias para  dormir, a saltar en charcos de barro, a soñar despierta, a escuchar podcast que prometen soluciones fáciles a dudas complicadas, a la leche caliente con galletas como las que mi madre preparaba, a mirar nada largas horas por la ventana, a escuchar los gritos de desahogo del silencio, a pintar círculos perfectos en el aire, a contar los pasos que, sin moverme del sofá, me llevarán hasta la cama. A tararear a Sabina, a  releer libros leídos, a escribir sin ganas, a los helados de Otoño,  a las películas en blanco y negro, a la manta en el sofá, a fingir que no estoy en casa. 

He vuelto a buscarme en el espejo, a decirme en voz alta lo que pienso en voz baja, a llorar en soledad, a  comer sin cuchara,  a dormir en pijama, a despertarme sin alarma, a reír en privado, a los ayeres rotos, a gritar con la boca cerrada, a los calcentines de andar por casa, a darlo todo a cambio de nada.

He vuelto a concederme un capricho, a comer carne roja, a esperarte mañana, a no mirar el reloj, a beber sin sed, a pintarme las uñas, a prometerme fidelidad, a jugar a las cartas, a bailar salsa por bachata, a buscarte en ninguna parte,  a confiar en mis instintos, al pan con nutela, a confundir hogar con casa,...en definitiva: a burlar la desesperanza.

 

martes

Vértigo

 

 

"El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados"


 

   Martes de sexo y marisco. El preludio augura una noche existosa, sin embargo, la velada culmina a medianoche y cual Cenicienta, mi entusiasmo cambia de expresión.  

    El vacio del coito sin compromiso, antesala del desamparo, se abre a la soledad que, seductora, te cautiva progresivamente y a medida que te acostumbras a ella con  mayor fuerza la eliges  de compañera. 

   En las noches, se repite mientras duermo la sensación de caída libre y provoca despertares que desembocan en días cansados y decisiones equivocadas.

    Y entre que los padastros se curan, los recuerdos  disipándose, que ya no distingo el azul de tus ojos y sin labios que quiera morder... la vida pasa ante  mi estrenada indiferencia.

  Al aislamiento sucumbes de manera imperceptible, empieza a manifestarse cuando el ruido de los demás te resulta molesto, no quieres responder a la llamada telefónica de un conocido ni hacer planes de viernes con tus amigas célibes.

  Entonces, la caída es inminente. Marian me anima: éste sí. pero yo sé que tampoco. Y en fila india y como moscas en el café, los demás esperan su descarte.

   En la calma después de la tormenta persiste el cartel de No disponible. Y brindamos  por esta noche efímera que me dejará tan llena de ti como vacía de esperanza. 

 






sábado

Sin Título

 

Me abstraigo con facilidad y me disperso dentro del vacío existencial que me rodea, mis sentimientos no me pertenecen. como si todo lo vivido, lo experimentado  y lo sentido hubiera sido una farsa.

 

 

 

La vela se consume, el olor a  cera quemada invade la estancia y en su último suspiro parece que la llama lucha por no apagarse. Llevo tres días cenando sobras, pasta carbonizada o pizza recalentada en un intento de autoflagelarme por tanta ingenuidad.

Me irrumpe el deseo de romper las reglas del juicio y recuerdo a Toni sugiriendo que las mujeres siempre tenemos hombres en la agenda dispuestos a complacernos, tú también lo sospechabas y lo cierto es  que yo solo tengo amigos con los que no me apetecería desayunar a la  mañana siguiente. Me asalta la imagen  del electricista metiendo su mano helada  entre mis muslos  buscando calor y descarto la evocación  recordándome que solo  seremos, el uno para el otro, la segunda opción.

28ºC, 78% de humedad y los chemtrails disipando la lluvia.

En un acto de  insensatez me he despintado las uñas y para volver  a comerme los padastros hasta que las pieles sucumban a la hipodermis y duelan más las yemas que los recuerdos.


 

"Everything  happens to me" canta Sinatra en el tocadiscos. Lucky you! 

 




 

 

 

 

 
 

jueves

Resiliencia

La mujer del cuadro me representa, si no ves una mujer quizás es porque la figura también te representa a ti.

                

 

Hacía tiempo que no disfrutaba  de una de mis pasiones: un café en una terraza y un libro como compañía,  "La insoportable levedad del Ser", tan apropiado en estos momentos como la lluvia que  nos burla.  El camarero ha recordado traerme canela en lugar de azúcar, he recobrado la confianza en la humanidad y me ha servido la taza tan caliente como el magma de un volcán. 

En ocasiones me invade una sensación de disociación, pareciera que  no fuera protagonista en mi propia vida, desconectada de mi yo, como si mis emociones me fueran ajenas y me convierto en  una mera expectadora de los días, que pasan fulminando las horas ante mi impávida presencia. 

Mientras divagaba entre las letras y aunque mis ojos permanecían inmersos en la lectura,  mi inconsciente era plenamente conocedor de la situación. 

En un ápice de segundo han pasado dos horas, el café ha enfriado y dos arrugas han aparecido en mi rostro. Ya no hay quién mantenga en vela mi cabeza, ni impulso de comprobar que no hay respuesta de whatssap que alimente mis ilusiones.

Soy la sombra de la abulia, la guionista  amnésica que divaga en búsqueda constante, olvidando que perdió el cuaderno borrador  de su ópera prima.



 

martes

De elecciones

Ahora que finaliza el verano, el otoño se ha convertido en mi estación preferida.



 
 
 
 
La vida es como un juego de cartas, elegir la mano que quieres jugar es dificil, si es entre dos opciones la cosa se complica. 
 
Sin darme cuenta yo no quise ser la elegida, nunca, por nadie, que te escogieran de pequeña, en una familia de cuatro hijos, implicaba excluir a tu competencia, casi siempre un hermano,  cuyo rechazo dolía más que el descarte propio,  y posteriormente, la presión de mantener la pole position o  vivir con la creencia que has podido ser un error  de elección suponía una presión tan alta que mi autoexigencia no era capaz de soportar.
 

El electricista no me elige, me confiesa que no se queda a pasar la noche conmigo por miedo a enamorarse, le gusta desaparecer cuando estoy dormida y yo, que tampoco le elijo, finjo que lo estoy por miedo a que suceda.


Parece que a día de hoy sigo sin querer ser "elegida" quizás porque a mí me cuesta quedarme solo con una opción de todas las que se barajan o puede que mi lealtad no permita comprometerme a estar "ambos" o "siempre" en las mismas condiciones o tal vez, no consiento que me elijan porque prefiero ser el crupier de la partida de mi vida.




sábado

Alter Ego

 

 

Un tenor rompe el ruido de coches que conducen calle abajo. Su eco se oye lejano pero a media tarde, si permaneces en silencio, puedes escuchar perfectamente las letras de su cantar.  Un ária es la nota discordante en un barrio  cada vez más empobrecido.







El zaragozano me dice que le gusta la mujer contradictoria de mi blog, tan romántica como pasional. Me busca entre las fotografías, le advierto que alguna me corresponde pero no acierta. Ignora dónde empieza lo real y dónde termina lo imaginario. También a mí me cuesta a veces discernir lo uno de lo otro.

Suelo escribir de madrugada, le explico, con un café caliente en la mano, saciada de una noche de sexo a pilas y sin proyecto de futuro en un sábado que se me antojaría solitario.  Esta jornada, sin embargo, estará plagada de planes comprometidos. 

Son las seis de la mañana y abajo interrumpe el sosiego el electricista, aparcando su moto, me trae croissantes para el desayuno a cambio de un orgasmo matutino y la promesa de no volver a introducirnos nada en pro de nuestra amistad recién avenida. 

Y a pesar de todo, sigo impasible, no reconozco su olor como propio, ni me apetece fundirme en su boca.

Soy la que no se elige, la que no se queda porque nada existe, nada duele, todo pasa y mis horas tan muertas como mis entrañas. restarán frente a Netflix un sábado por la noche o quizás, soy aquella que todo lo consigue y si no te tuve...es porque no te quise lo suficiente.


 



lunes

Una piedra a los treinta pasos...

 


La falta de interés mata las relaciones, el exceso también.



  Septiembre ha llegado sin disimulo, provocando un cambio de aire y energía que se siente en el ambiente. Viene a llevarse todo lo viejo, a borrar recuerdos que rebeldes rechazan ser olvidados: una palabra, un gesto, tu sonrisa,...

 De niña jugaba a las negociaciones con el destino, de mujer las reglas del juego han cambiado y sustituyo los pactos por súplicas.

Finaliza el verano, echando de un portazo mis esperanzas. Sin embargo, cerrar el círculo ya no me resulta tan dificil, el  tiempo, que parecía enemigo cuando sumaban segundos sin saber de ti, es ahora mi aliado y estoy a dos días de implorar sexo por compasión.

En la distancia se disipan tus culpas y se desvanecen mis errores, te he liberado y a mí contigo. 


Hay muchas piedras en el camino, algunas de ellas tan bonitas que piensas que deberían viajar contigo pero no debes encariñarte con ellas, son solo rocas que te enseñan a fijarte bien en el siguiente paso, el que te acerca al objetivo. 

 

 



jueves

Talco de despedida

De niñas aprendemos a fingir un poco antes de lo que los niños empiezan a decir mentiras. Y mantenemos esa ventaja desde entonces.

 

  

  Estoy coleccionando piedras que sustituyen. La de hoy reemplaza mis ganas de ti.

 

 El electricista ya sabe, no soy mujer para él, nunca lo fui y nunca lo podré ser. Nos usamos mutuamente pese a que él ahora no recuerda porqué. Cuando se acerca le descarto sutilmente como  se apartan en las frutas  las semillas de la pulpa,  con tanta delicadeza, sin romper..., para que en el desconcierto no se percate de si el alejamiento ha sido una elección propia o ajena.

 Del trato, que le parecía favorable...ahora se siente perdedor. Nunca nos prometimos amor, el suyo pendía de un hilo, el mío unidireccional hacia el sentido opuesto a su trayectoria. 

 Jamás habría querido ser la mujer que  se refleja en el espejo cuando me miro, la fémina impasible, la que no siente ni padece,  te llevaste la parte bonita de mí contigo y me dejaste con grises y sombras en las que no me  reconozco ni de las que me puedo recuperar.  

 El tiempo cura el desamor, se refleja no  cuando dejan de caer lágrimas de los ojos sino mucho después, cuando te liberas de la losa que oprime el pecho y puedes sentir que los ventrículos vuelven a bombear las entrañas.  Mis ojos ya restan secos, sin embargo, el corazón, de momento, sigue tan imperturbable como tus silencios.

 Sabina me recuerda que no fui la primera, ni tampoco la última, que solo estuve sin ser, como la hija segunda de un padre que anhela un varón.

 Acomodada en el sofá, huelo un libro nuevo, a uno que está por abrir, que me lleve a una nueva historia que se aleje tanto de la mía que me devuelva las ganas de volver a ser quien fui.

 

 

domingo

Kabbalah

 Soy de las que piensan  fervientemente que el amor lo cura todo y aquí estoy, enferma por desapego.

 

 



   Cada acción desencaneda una reacción inversamente proporcional  a la causa, o de mayores dimensiones  cuando tú eras el afectado.

 Un viernes cualquiera. Cerrar la puerta detrás de ti  y fingir que dentro de casa se para el mundo exterior. Una taza de café reposa en mis manos, la lluvia  tras  los ventanales deja entrar una luz tenue, las nubes, coléricas, escupen contra los cristales empapados. Se quema el incienso sobre la mesa y suena Dawn en el tocadiscos. Podría morir ahora.

  Llevo días dándole vueltas a la cabeza a una frase de Charlize  "la abandoné porque no la merecía" que quizás me persigue porque también yo me culpo de abandonarte a ti,  aunque por un motivo opuesto al de ella: el que no me merecía eras tú. 

  Un pequeño fallo podría desencadenar una catástrofe, como el efecto del aleteo de  las mariposas, una decisión equivocada puede ser el preludio de una vida tan plena de errores como cuando una pequeña mentira te lleva a otra  y en un suma y sigue, te conviertes en espectador de tu propia  farsa.

 Yo, que soy sabia en errar y benevolente a partes iguales, me perdono tantas veces como errores cometo pero mi cuerpo, más intolerante, reacciona a mis fallos provocándome enfermedad. La cabeza, desde que me entregué para olvidarte, me recuerda a diario que algo hice mal y actúa provocándome lesiones en cada uno de mis órganos, no contenta con la perenne jaqueca y empeñada en castigarme por mis equivocaciones, expulsa agujas en cada una de mis micciones. Temo que nunca me vaya a perdonar y como  Theron disculpo mis actos con un :"Me alejé de ti porque me quise por encima de lo que me querías tú",  que es muy por debajo de lo que yo te hubiera querido.

  Y harta de azotes de remordimientos,  heridas que no sangran y fingir que las cosas no pesan, elijo una vida sin dolor, tan monótona como aburrida, alejada de rechazos y decepciones, llena de pelis de fin de semana y siestas de sofá. Sola. Rodeada de libros. Y maldiciendo aquel mes de Febrero en el que te conocí.


 

 




martes

Seis Grados de Separación

Perderme un concierto por  miedo a encontrarte






   La conversación, amenizada con vino, nos lleva a un trato del que no sé si bajo la sobriedad de mañana  me va  a parecer  beneficiosa. 

  La febrícula no cesa, inauguro a las puertas de Septiembre  el aire acondicionado de mi despacho al que, con tanto ímpetu, me opuse a usar en Julio. El calor  me hierve la dermis, mientras siento que el humo emana de mi cabeza. Me gusta creer que es el rescoldo de  tu energía saliendo de mi cuerpo.

 Estamos todos conectados. Yo creía estarlo contigo y resultó que fuiste fruto de mi imaginación, o más bien, de la tuya.

 Un  trueque frívolo. El electricista y yo nos fundimos en mi cama. Un encuentro pactado, a falta de pastillas para olvidar, ponemos tiritas en herida de arma, parches sentimentales que durarán lo que ocupe el encuentro. Me besa e imagina que soy ella y yo, besada,  finjo que él es una mejor versión de ti. Pero la fantasía se desvanece cuando me estrecha en sus brazos con más cariño del que tú fuiste capaz de darme.  Y él, que sí sabe leer en mis ojos, recupera  el oremus previo a la cópula pues acierta que no estamos, ninguno de los dos, convencidos de poder sostener la penitencia.

 En mi mesa los segundos pasan a cámara lenta, se eternizan los espacios , el silencio se hace ensordecedor y me cuesta concentrarme. Más allá de mí solo hay vacío y  fiebre, que  me desafía como velero contra  corriente. Sin embargo, en medio del temporal, visualizo un horizonte que se disipa y me muestra un porvenir sereno, lleno de claros. Pues las tempestas, como los amores errados,  nunca duran para siempre.

 Según la teoría, seis individuos nos separan de cualquier otro ser humano, al facebook le bastaron dos personas para conectarnos.

 



 

 

 

viernes

Elegir lo que No te elige


Porque tu autoimagen no estaba al alcance de tus expectativas  te soñaste otro tú, más rubio, más alto, más fuerte y ya no quisite despertar.

 

 

  En ocasiones te echo de menos, como cuando el masajeador eléctrico de mi mesita dejó de funcionar.  En un acto de inquina me precipité en tirarlo al contenedor de  la basura y ahora, que no puedo recuperarte,  no le encuentro sustituto que me convenza. 

  Podría ser el prefacio de mi vida. 

  Me cuesta encontrar lo que quiero. Busco y escudriño hasta dar con el añil perfecto  que case con tus ojos, la textura adecuada que acaricie la yema de mis dedos o la sintonía ideal que me deporte a la estratosfera. Después, cuando palidece el color, se reseca la tela o la melodía me resulta demasiado familiar... los echo al cubo de basura emocional donde guardo todos los resquicios de una vida pasada  completa de decepciones.

  A veces me preguntan por ti, aquellas personas a las que les dije que te quería  y en la distancia, que hace que las cosas se vean con mayor claridad, al cristalino me llega un recuerdo  de mí esforzándome  para que no me correspondieras. 

  El alejamiento pone las cosas en su sitio, hace que se reconozcan los errores, que me arrepienta de cada uno de ellos y, sin embargo,  por aquello de no querer poder evitarlos, con total impunidad volvería a cometerlos. 

  Y doy vueltas, como un hámster en una noria, una y otra vez,  escogiendo pedacitos perfectos que combinen con una vida que no quiero tener, quizás por lo bonito que es imaginar esa ilusión en mi cabeza y lo anodino que resulta vivirlo en el propio ser.


https://youtu.be/6EA-MIYY1bg?si=wAuvoz8wieosjAif

miércoles

Cuando cuanto es demasiado



No satisfecho con la vida que llevas construyes una realidad paralela tan bonita...como la mía.






   Se pudren las flores de la maceta inconformes con el alimento que les suministro. Sabía que ocurriría, no poseo el don  de sanadora de plantas que dotó a mi progenitora. No gozo de la capacidad de sacrificio que supone el cuidar  algo que lucha por no morirse. Como nuestra relación, que murió por agotamiento, para ser más exactos, el mío propio.

  Con trémula mano, a medida que la irrigaba, la angustia de la indudable futura pérdida amenazaba  mis esperanzas y día tras día  se cumplen las temidas expectativas de fracaso. La planta,  lo percibe, anticipándose a mi frustración,  se rinde poco  a poco a lo inevitable ante mi evidente incompetencia. Sospecho que en un acto de generosidad para aliviar mi conciencia.

 Mi madre salvó  su matrimonio, cada día, con una sonrisa perenne en su rostro que camuflaban mis ganas de venganza  y yo, que me rebelo por no ser ella pues no he heredado su perseverancia, del miedo a matar mis plantas de escasez o abundancia de agua....aparto a todos los túes de mi vida. 

  La última vez ni siquiera  te besé con ansia.

 Amenaza lluvia, huele a tierra mojada, quizás dejar la maceta fuera y que fuese la tormenta quién la inundara salvaría mi remordimiento por no saber si quererte fue suficiente o si me faltaron ganas.

lunes

Terapia sin Propina

La ola de  calor deja suspendido en el ambiente un vaho caldente  que me achicharra la piel quemada del sol.

 


 

Noche fuera de casa, y pese a que me cuesta dormir en una cama ajena a la mía,  amanecí con una renovada versión de mí.

Hace años me propuse no mentir y el engaño me persigue en forma de insomnio por una confesión pendiente con el mecánico. 

Desde  mi verdad, infiero la tuya y entre tanta suposición no quise ver las incongruencias. Nunca antes había estado en una historia como la  nuestra, nunca después querría volver a estar y aunque soy de naturaleza ilusa tus contradicciones chirriaban en mi cabeza haciendo tambalear mis ganas de creerte. 

No recordaba qué se siente en una cena de adultos, y aunque fuera menor que yo, de profesión electricista y sin tener idea alguna  de saber hacer volar un avión, me convenció su aplomo. Procuró una conversación amena y puso interés en conocer cada uno de los  motivos y los  porqués que me han llevado  a ser  quién soy.  Lejos de fantasear mediasverdades con intención de impresionar,  me deslumbró con mi comida preferida,  preludio de una  velada gratificante.

Nos interrumpió un  reclamo  abrupto, como solían serlo sus respuestas a mis mensajes de whatssap, que atendí con la mejor de mis ganas. Finalizó con el corazón compungido por una falta que me achacaba pero  que no merecía. Quedarme a dormir no estaba dentro de nuestros planes, pero el anfitrión insistió pues tras la inquietud generada, tenía motivos para considerarla la mejor de las alternativas.

No quiero mentir como engaño al operario que intenta arreglar mi coche  ignorando que puse gasolina por diesel.  Estoy dispuesta a desenmascararme. 

Suponía que, antes de que la materia estuviera disponible, el etéreo  tenía que dejar de proyectar, pero me asombré al aceptar la situación inversa contemplando que,  yaciendo en el mismo lecho y aún sin cópula ni culpa,  el lazo invisible que me condenaba acababa de romperse. 

Al amanecer, de camino a casa, solo un arrepentimiento  perturbaba mis sentidos: por los servicios obtenidos, me olvidé, como se despiden los cobardes, de dejar propina sobre la mesita de noche. 




jueves

Libera-Te



La decepción es el resultado de tus expectativas superadas por la realidad.





Pasó, sin esfuerzo, con la facilidad con la  que pasan los granos por un reloj de arena, de manera casi imperceptible. 

Cuando uno se afana en soltar provoca el efecto opuesto por el refuerzo positivo del empeño. Pero soltar significa rendirse, dejar de resistirse,  y cuando menos te lo esperas, cuando sucumbes sucede como cuando el paseante afloja la correa de su perro. La bestia lo nota y ejerce la fuerza necesaria para salir corriendo. Ese animal que reside en mí, de igual modo, se escapó del pesar que infligías en mi pecho.

Ya no hay nada que me aferre a tus recuerdos, nada que me asuste al alejarte. Soy la bailarina a la que le han cedido las  sandalias, el reo absuelto de sus pecados. 

Nací tozuda, llevo mal la incongruencia y mi cuerpo no sabe parar pero mi corazón, que es más inteligente que mi cerebro, entendió aquello de que rendirse es ganar dos veces y en un encantamiento que no soy capaz de explicar, la magia ha sucedido y mi juicio ha claudicado.

 

Me he ganado, tú me has perdido y  ahora es trabajo tuyo darte cuenta. 

 

 

 

Gracias Jorge por el aporte musical.


  https://youtu.be/EzTozA62fDo?si=ItOeGf3MlfZkBPuP

 

miércoles

Caer o Saltar

No consigo desprenderme de esta sensación de que algo va a salir mal.








 

Me sobresalta un sueño que se repite, una caída al vacío que aterriza en  una sensación de  sofoco al despertar que obliga a sustituir el café de ayunas por una ducha de agua fría.

Y con somnolencia en el cuerpo, los días  pasan con tal velocidad que me cuesta discernir el ayer del mañana. 

Al caminar, prudente, elijo los pasos con cautela temiendo que mi cuerpo no responda a mi control, sospecho que  desea precipitarse al vacío en un intento previo de sortear la angustia del sobresalto por la  inevitable  caída.

Olvidé tus errores al momento en el que te disculpaste pero se activa mi recuerdo cuando vuelves a equivocarte. Estoy a punto de saltar.

Crecí preparándome para los malos acontecimientos, los conozco bien, aparecen cuando menos los esperas, cuando parece que el Sol brilla y el mundo es de color de rosa. Después llega el silencio, antesala del ocaso, y mi yo que lo sabe todo, como si quisiera  acelerar  que ese pedacito de lo bueno  terminara, se prepara para que lo malo no le ataque por sorpresa.

Al acecho del mínimo indicio, buscando excusas para saltar.

Presiento que, contigo, ya solo sé moverme dentro de aguas turbulentas e intuyo que provocaré una falta solo para culminar con el salto al vacio antes de que el suelo bajo mis pies tiemble y vuelva a sorprenderme cayendo hacia niguna parte.